Cada 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, en 2024 con el lema de “Somos específic@s”. Se trata de la causa más frecuente de demencia, afectando a más de 55 millones de personas en todo el mundo y al menos a 700 000 en España, aunque el número de casos podría ser superior debido al infradiagnóstico.
Una patología en la que el farmacéutico tiene un papel fundamental, pues representa una figura esencial en la detección precoz y en el proceso terapéutico del paciente, sin olvidar la necesaria atención que los cuidadores del paciente requieren.
Por este motivo, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos se une a la celebración de este Día Mundial con la publicación de este informe en el que se describen los aspectos etiopatogénicos y epidemiológicos del alzhéimer; y se revisan las distintas opciones de tratamiento, incluyendo los avances que se han producido en los últimos años y las perspectivas de futuro.
Factores de riesgo
La edad es el principal factor de riesgo asociado al desarrollo del alzhéimer, motivo por el cual su prevalencia se encuentra en claro auge, acompasada al envejecimiento de la población en nuestro país.
Por este motivo, el extraordinario impacto de la enfermedad de Alzheimer no se circunscribe únicamente a la persona que la sufre y a su entorno cercano, sino que alcanza al conjunto de la sociedad.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por una pérdida progresiva y persistente de la memoria que altera las capacidades funcionales del paciente. Inicialmente, el trastorno de la memoria se produce principalmente sobre hechos recientes, pero de forma paulatina el paciente deja de recordar hacia atrás (amnesia anterógrada), perdiendo recuerdos incluso referidos a sí mismo, como su edad o dónde vive.
Con el tiempo, el trastorno de la memoria se acompaña de un deterioro de la funcionalidad y el paciente va haciéndose absolutamente dependiente de ayuda para poder llevar a cabo las actividades más básicas, como vestirse o comer.
El desarrollo de anticuerpos monoclonales ha generado esperanza en la posibilidad de enlentecer la progresión del deterioro cognitivo. No obstante, a pesar de que en Estados Unidos ya se dispone de algunas opciones de este tipo –aducanumab, ya retirado, lecanemab y donanemab– en la Unión Europea todavía no se ha autorizado la comercialización de ninguno de estos nuevos anticuerpos.