CARLOS GONZÁLEZ BOSCH: EL NUEVO PROYECTO DE LEY DEL MEDICAMENTO, DEMASIADAS INCÓGNITAS

ByRedacción

11 de abril de 2025

Tribuna de CARLOS GONZÁLEZ BOSCH

Vicepresidente de CEIM y farmacéutico

El pasado 10 de diciembre de 2024 se celebró un evento de presentación de la estrategia de la
Industria Farmacéutica en el que participó el propio Presidente del Gobierno. En el mismo se
hablaba básicamente de acceso y sostenibilidad, investigación biomédica y producción y
autonomía estratégica. Es un buen documento, pero con el nuevo Proyecto de Ley que se nos
presenta parece como si el mismo no existiera.

Es difícil para un Ministerio tan ideologizado como el de Sanidad actual, entender que el
medicamento es uno de los pilares básicos de la calidad de vida y bienestar de nuestra sociedad,
y que hacer experimentos con el no conduce mas que al conflicto y, por tanto, no soluciona
problema alguno.

Este Proyecto introduce fórmulas en relación con la dispensación, autorización y distribución de
los medicamentos que agravian por igual a Farmaindustria, a los Laboratorios productores de
genéricos, a la Distribución Farmacéutica y a los propios farmacéuticos de Oficina de Farmacia.
Es difícil conseguir tanta unanimidad en el rechazo a un Proyecto de Ley. Mecanismos como el
de los precios seleccionados, que pretende convivir con los precios de referencia, activando una
especie de subasta de medicamentos cada seis meses en el que solo pueden permanecer en la
horquilla aprobada por la propia Administración algunos Laboratorios, introduce elementos de
preocupación ante lo que es una evidencia. Si esto saliera adelante estaríamos ante una nueva
realidad no razonable a la hora de hacer llegar el medicamento al paciente.

Esto es, perjudica a los Laboratorios que no están en esta horquilla y que tendrían muy
comprometido su futuro, no garantiza el suministro necesario por parte de los Laboratorios que
estuviesen dentro de esa horquilla, perjudica objetivamente a la Distribución, que no tendría
referentes para planificar sus compras y, por tanto, su trabajo con las Oficinas de Farmacia, e
introduce problemas para todos aquellos pacientes que utilicen medicamentos que no estén
dentro de esa horquilla y que habitualmente les son recetados.

Es cierto que se amplia la capacidad de sustitución por parte de los farmacéuticos, pero a cambio
de poner en riesgo en muchas ocasiones la adherencia a los propios tratamientos y la necesaria
seguridad del paciente a la hora de identificar el medicamento dispensado.

La autorización de prescripción de enfermeros y fisioterapéutas es un tema delicado que tiene
sus pros y sus contras. Probablemente la medida sea audaz y, en algún caso, pueda producir una
mayor facilidad de acceso al medicamento por la vía de la eliminación de trámites burocráticos,
pero la evidencia científica no va a consolidar esta delegación de funciones en profesiones muy
respetables pero que nunca la han tenido.

En definitiva, una serie de cuestiones que en algunos casos son audaces, en otros delicados y en
los mas bastantes discutibles. Entendiendo que la prestación farmacéutica debe ser ágil, sencilla,
protagonizada por los expertos en el medicamento, para una sociedad que hasta ahora ha
respetado y apreciado su actual sistemática de funcionamiento y que puede verse sorprendida
por algunos cambios que no tienen fácilmente el marchamo de controlables.

El tramite parlamentario nos dirá si el Ministerio cuenta con el apoyo y la complicidad de todo
el Gobierno, o si este será receptivo a las muchas enmiendas que, sin duda, le serán presentadas
por la oposición, y por alguno de los partidos que apoyan a la coalición gubernamental. Estoy
convencido de que el texto cambiará de forma importante y esta es una esperanza para que
muchas de las incógnitas que presento en este artículo puedan resolverse a través del rigor y
realismo que toda modificación legislativa debe poseer.

Son necesarios cambios en la actual Ley del Medicamento, pero con prudencia y consenso.
Controlando las consecuencias de estas modificaciones y, sobre todo, proporcionando
estabilidad a una prestación de tanta importancia como la farmacéutica, que cuenta con el
beneplácito y el aprecio de nuestra sociedad y no crear temores y reticencias en la misma.