Las células del sistema inmunológico llamadas macrófagos desempeñan un papel inesperado en la complicada conexión entre la obesidad y el cáncer, según ha descubierto un equipo de investigación dirigido por el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos), en un trabajo publicado en ‘Nature’.
La obesidad aumenta la frecuencia de macrófagos en los tumores e induce su expresión de la proteína del punto de control inmunológico PD-1, un objetivo de las inmunoterapias contra el cáncer.
Los hallazgos proporcionan una explicación mecanicista de cómo la obesidad puede contribuir tanto al aumento del riesgo de cáncer como a la mejora de respuestas a la inmunoterapia.
El profesor Jeffrey Rathmell, profesor y director del Centro Vanderbilt, ha afirmado que la obesidad es el segundo factor de riesgo modificable de cáncer, sólo por detrás del tabaquismo, y las personas obesas tienen un mayor riesgo de de sufrir peores resultados. Pero también pueden responder mejor a la inmunoterapia.